No sólo de comer bien vive la salud

DIETÉTICA Y NUTRICIÓN

NO SÓLO DE COMER BIEN VIVE LA SALUD

Es muy habitual que se identifique la dietética con la alimentación de forma exclusiva, y no es un error, si nos ceñimos a nuestra función básica: nuestro deber más fundamental es enseñar a la población a comer de forma saludable. Sin embargo, también tenemos una función menos reconocida que consiste en inculcar (o como mínimo fomentar) hábitos de salud que abarquen toda nuestra rutina, y no únicamente la alimentación.

Imagen que acompaña a la entrada que muestra a un hombre realizando un gran esfuerzo para abrir un tarro de pepinillos.

Autoría: Ryan McGuire (Pixabay)

Uno de estos hábitos ajenos a la dieta es el ejercicio, que aporta muchos más beneficios para la salud que por lo general contemplamos.

Al contrario de lo que se suele pensar, el objetivo principal de hacer deporte no es perder kilos (al menos, no el único). La práctica regular de ejercicio conlleva varios efectos positivos para nuestro cuerpo, empezando por el refuerzo de la masa muscular, del esqueleto y hasta de la microbiota, además de ciertos efectos sobre el propio estilo de vida.

La masa muscular

Es una relación obvia, pero nuestra masa muscular depende principalmente de la práctica de ejercicio. El desarrollo de la masa muscular no sólo nos permite cambiar nuestro físico (que no debe ser el objetivo principal, aunque sí puede ser un gran aliciente para practicar deporte), sino que nos concede una serie de mejoras en nuestro día a día incluyendo resistencia física, mayor coordinación y una menor propensión a padecer lesiones físicas. Esto último es especialmente recomendable para personas de edad avanzada, ya que con la edad nuestro cuerpo se ve afectado, pero lejos de ser recomendado únicamente para la vejez, si hacemos del ejercicio una práctica regular desde una etapa temprana, será mucho menos probable sufrir los efectos relacionados por su falta a medida que cumplamos años, y, por supuesto, nos beneficiaremos igualmente de todos sus efectos tengamos la edad que tengamos.

La masa ósea

Algo menos sabido es que el ejercicio también repercute en la densidad ósea, o en lo densos que son nuestros huesos.

Aunque por lo general únicamente asociemos la salud ósea a la cantidad de calcio que tomemos, otros dos factores que intervienen en la densidad de nuestros huesos en gran medida son la vitamina D y la práctica regular de ejercicio. Combinar estos tres factores (ingesta de calcio, obtención de vitamina D y ejercicio), por tanto, nos asegura poder mantener una mejor salud ósea y prevenir enfermedades como la osteoporosis (o reducir sus efectos).

Microbiota

Aunque el tema de la microbiota (la población de microorganismos presentes en nuestro intestino) es un asunto que aún está un poco verde, tenemos claros ciertos conceptos como que sus características (variedad y cantidad de microorganismos) pueden suponer efectos beneficiosos sobre nuestra salud, además de los que ofrece sobre el metabolismo de los alimentos y sobre nuestro propio sistema inmune.

Volviendo a la actividad física, en un estudio realizado en el 2017 se observó que hacer ejercicio de forma regular también favorece positivamente la microbiota, ayudando a mantenerla o a tratar la disbiosis (una alteración de la microbiota).

Peso corporal

Además de lo obvio (perder peso), realizar ejercicio de forma regular nos ayuda a mantener el peso con mayor facilidad y evitar recuperarlo en aquellas personas que busquen perderlo, gracias a cómo afecta a nuestro metabolismo: en pocas palabras, activa moderadamente su actividad de forma prolongada, aumentando nuestras necesidades energéticas básicas. De hecho, una de las bases indispensables para perder peso es combinar una alimentación saludable con el ejercicio, y su efectividad no se puede equiparar a hacer una dieta estricta, lo cual a largo plazo tiende a ser menos efectivo.

Salud general

Además de lo ya expuesto, la práctica de ejercicio también tiene otros efectos positivos sobre nuestra salud, incluyendo la salud cardiovascular (por sus efectos sobre la inflamación, varios tejidos y la oxigenación), la diabetes tipo 2 (entre otros por aumentar la sensibilidad a la insulina, la hormona que regula la glucosa en sangre) y un menor riesgo asociado de sufrir algunos tipos de cáncer como los de colon, estómago o pulmones.

Salud mental

Este es un apartado algo más controvertido que los otros: por lo general, se asocia la práctica deportiva a una mejora en el estado anímico, debido a sus efectos químicos (como la liberación de dopamina) y a sus efectos circunstanciales (nos permite sociabilizar y desconectar de la rutina). Esta asociación se realiza hasta el punto de recomendar la práctica deportiva para combatir la depresión, pero esto es una recomendación algo torpe desde el punto de vista de que no siempre es suficiente o efectiva, pues su efecto sobre el estado de ánimo, al igual que los demás efectos, no son idénticos entre varias personas. No es malo practicar ejercicio para mejorar el ánimo (hacer deporte siempre va a ser recomendable) pero no es correcto forzar a nadie a ello para superar la depresión.


Como acabo de exponer, el ejercicio tiene una gran variedad de efectos positivos sobre la salud que es importante recordar, por lo que practicarlo de forma regular es imprescindible para tener y mantener una buena salud a largo plazo cuyos efectos no se pueden sustituir por una dieta estricta.

Aunque hoy en día no podamos dedicarle tanto tiempo como el que deberíamos o quisiéramos (negar que existen numerosos factores que lo impiden sería completamente ridículo), es mi labor fomentar su práctica, aunque para ello creo que también es necesario ofrecer opciones prácticas y realistas para ello, un tema que abordaré más adelante.



En resumen:

· Además de la dieta, una buena salud incluye otros hábitos saludables, incluyendo el deporte.

· El deporte tiene varios efectos positivos sobre la salud, además de favorecer la pérdida de peso: ayuda a ganar masa muscular, a mantener y mejorar la salud ósea y la microbiota, a mejorar la salud cardiovascular, a prevenir y tratar la diabetes tipo 2, a prevenir ciertos tipos de cáncer y a (potencialmente) mejorar la salud mental. · El ejercicio es un factor indispensable que no se puede sustituir por una dieta más estricta.

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