Llegó la Navidad
◆ DIETÉTICA Y NUTRICIÓN ◆
LLEGÓ LA NAVIDAD
A medida que avanza diciembre, se acerca inexorablemente la Navidad, una época de tolerancia, felicidad y, sobre todo, comentarios inapropiados.
Muy a menudo, al sentarnos en la mesa escuchamos comentarios que tratan diversos temas que resultan algo violentos, y es una costumbre tan española que en los últimos años se ha popularizado en las redes sociales el llamado "bingo del cuñado", una recolección de comentarios manidos que sufrir, los sufriremos igual, pero al menos hagámonos unas risas con ellos.
El caso es que entre esos diversos temas se incluye la comida en sí, y de ello quería hablar hoy.
No estoy descubriendo nada si digo que en Navidad acostumbramos a cometer muchos excesos: las comidas son muy abundantes, los dulces ganan un protagonismo increíble (cada vez que abro la despensa veo con miedo la torre de turrones que parece que se me va a caer encima en cualquier momento) y aparecen el marisco, el jamón, el pato, los ahumados, los patés...
Y yo personalmente no me veo con muchas ganas de pelear contra eso: forma parte de nuestra cultura, y, aunque no sea siempre lo más saludable, no creo que sea la decisión más inteligente por mi parte enfrentarme a una tradición tan arraigada. Nos juntamos con familiares y otros seres queridos y nuestra prioridad es disfrutar en compañía. ¿Por qué hago esta entrada, entonces? Para reclamar que no es la única Navidad.
La otra Navidad
Cuando hablo de "la otra Navidad", me refiero a que la Navidad no tiene por qué celebrarse de una única forma. Cuando hay excesos, se normalizan e incluso se imponen (sea con buena fe o no) los mismos, lo cual puede resultar en una pesadilla para quienes sufren esa presión.
Por suerte es algo que parece ir en descenso con el tiempo, pero aún escucho anécdotas de personas a las que se las ha presionado para comer de más, beber alcohol (recordemos que no hay una cantidad mínima segura de consumo de alcohol) o acudir a actos sociales que resultan incómodos, yo inclusive. Y no debería ser así: cada cual tiene derecho a celebrar las Navidades (y por extensión cualquier otra festividad) de la forma en la que le resulte más cómoda, ya sea entre fiestas o en calma, con comidas copiosas o con comidas normales. Si alguien no bebe o no quiere beber, es mejor no insistir. Si alguien no quiere comer más, procuremos no embutirle la comida. Y así con todo.
La noche de Navidad es una noche de paz, una noche de amor, así que procuremos que lo sea para todo el mundo, y dejemos que cada cual disfrute de las fiestas a su manera.
Consejos e ideas para comer bien en Navidad
De nuevo, no creo ser capaz de contrarrestar el peso de la tradición, pero soy dietista, estoy escribiendo una entrada sobre la Navidad, y creo que existe una ley que me obliga a aprovechar la ocasión para dar algún consejo por si hay quien tiene interés por equilibrar un poco la balanza estas fiestas. Y si no existe esa ley, bueno: a lo hecho, pecho.
Realmente no hay ningún truco específico que no valga el resto del año, pero nunca está de más listarlos, así que aquí van:
1) Recuerda que la base de nuestra alimentación deben ser los productos vegetales
No hace falta renegar de los platos típicos de la época, pero recuerda incluir verduras. Puedes hacerlo en forma de ensalada, guarniciones, platos de cuchara, etc. De postre recuerda dejar algo de sitio para una pieza de fruta.
2) No puedes comerte lo que no tienes
La norma por antonomasia para combatir los caprichos: no puedes hartarte de lo que no debes si no lo tienes en primer lugar. En este caso, quizá la opción más realista sea alcanzar un compromiso: en vez de comprar kilos y kilos de turrón o de polvorones, considera gastar la misma cantidad de dinero en menos producto pero de mayor calidad. Así no te excederás y disfrutarás más con ello. Como se suele decir: "lo bueno, si breve, dos veces bueno" (aunque aún tengo pendiente aplicarme esto mismo con mis entradas).
3) Atención a las cantidades
Este punto es una combinación de los dos anteriores, pero como quizá es el apartado en el que más nos dejamos llevar, puede que merezca la pena insistir en él un poco más. Los productos vegetales deben ser los mayoritarios en el menú, o, como mínimo, deben hacer acto de presencia en él. Los productos ultraprocesados (y esto incluye el foie gras, el paté, el chorizo, el jamón serrano y similares) y el alcohol no son saludables, por lo que cuanto más se acerque su consumo a cero, mejor. Y los dulces (turrones, mazapán, chocolate...) mejor en cantidades moderadas (sé que pido mucho, pero que al menos conste el consejo).
4) No te olvides de la vida activa
El invierno es frío y quita las ganas de hacer ejercicio, pero sigue siendo importante hacerlo. No es estrictamente necesario ir al gimnasio: es posible hacer ejercicio en casa. Y también se puede ir a andar un poco cada día (y con todos los mercadillos que instalan por estas fiestas, hay motivos para ir a dar una vuelta). Otra opción más casera consiste en dedicar un rato a subir las escaleras del edificio para estirar y sudar sin necesidad de irnos muy lejos.
Recetario de Navidad
Voy a hacer un poco de trampa y voy a rescatar el recetario que elaboré para el Instituto de Enseñaza Secundaria Renacimiento, donde realicé mis estudios. Este recetario lo hice con motivo de Navidad y no veo por qué no aprovecharlo este año, para aquellas personas que me siguen:
Mis profesores de entonces acogieron el recetario con mucho apego, y si me llegan a leer, les envío un saludo con el mismo cariño.
¡Felices fiestas!
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