Los malabares de la salud

 ◆ DIETÉTICA Y NUTRICIÓN ◆ 

LOS MALABARES DE LA SALUD 


- A mí me han dicho que la dieta disociada funciona muy bien.

- Pues yo hago ayuno intermitente, que activa el metabolismo y ayuda a perder peso.

- Mi truco es hacer una dieta muy baja en calorías y darle mucho a la bicicleta: así pierdo un montón de peso.

- Yo lo que siempre evito es comer fruta, porque tiene mucho azúcar y eso engorda.

- Yo tengo entendido que el vino y el chocolate tienen muchos polifenoles, que eso es fantástico para la inflamación.


Los diálogos de este tipo son la pesadilla de cualquier persona que se dedique a esta profesión: la impaciencia que a menudo tenemos por perder peso o mejorar nuestra salud a veces nos lleva a confiar en promesas que garantizan el éxito inmediato, pero que para ello nos obligan a hacer malabares excesivos con lo que comemos, lo cual suele resultar en desastre garantizado.

Imagen de cabecera del artículo que muestra a un hombre haciendo malabares con pelotas.
Fuente: Fmoise_theodor (Pixabay) 


Como con todo fenómeno asociado con la alimentación, es difícil señalar a un único culpable, y por supuesto el consumidor es el último culpable: no es justo que se permita que haya una industria enorme detrás transmitiendo mensajes falsos sin control alguno o que se permita que existan personas sin titulación difundiendo mensajes potencialmente peligrosos para la salud y luego sacudirse las manos y decir que la responsabilidad es de cada uno. Que los dietistas y nutricionistas no tengamos espacio en la sanidad pública ni en programas de promoción de la salud pública tampoco ayuda.

 

El mejor truco: ningún truco

A estas alturas ya me cuesta recordar qué he dicho y que no, pero como en muchos casos nunca está de más repetir ciertos mensajes, quiero recalcar que mi principal idea para esta publicación es el siguiente:


Para conseguir una buena salud a través de la alimentación y el ejercicio no hay ningún truco.


Alimentación saludable y variada (variada dentro de los alimentos saludables: insisto en que en el "hay que comer de todo un poco" no entran las patatas fritas, el chocolate, los torreznos... estos son productos insanos de consumo puntual), ejercicio regular y hábitos saludables (no fumar, no beber, etc.).

Por supuesto, hay técnicas como ahorrar dinero en la compra, hacer ejercicio en casa que te ahorra el viaje al gimnasio... pero cuando digo que no hay trucos me refiero simplemente a que no hay dietas o rutinas que te hagan perder peso o ganar salud al momento: a día de hoy, no hay ninguna dieta milagro que haya demostrado ser mejor que una alimentación saludable estándar, y la prueba más sencilla es que si la hubiera, la recomendaríamos desde el ámbito profesional. Al fin y al cabo, no ganaríamos más o menos dinero porque no es un producto nuestro que vendamos. Si nuestras recomendaciones se adaptan acorde a los estudios que se hacen (o al menos eso es lo que debería hacer todo el personal sanitario profesional), eso también incluye las dietas.

Aún asumiendo que es verdad que dichas dietas proporcionasen beneficios adicionales, seguirlas sin partir de una alimentación saludable es como intentar hacer un triple tirabuzón desde el trampolín de la piscina sin saber nadar antes. Y si ya sabes nadar de antes, la diferencia a la hora de hacer el largo en la piscina va a ser intrascendente.


Ningún truco: el mejor truco


¿Qué? Pues eso.

Al menos según creo yo, ¿de verdad es más complicado comer bien y hacer ejercicio regular que seguir una dieta que te pide morirte de hambre de 8 a 7, hacer el pino al comerte el postre o restringir qué alimentos puedes combinar?

Es cierto (y esto procuro tenerlo siempre en mente) que el principal impedimento a la hora de cumplir esto es la falta de tiempo. Y nunca falta el que dice "Pero una hora al día la tiene todo el mundo", pero es mucho más complicado que eso y no hace falta ser un genio para darse cuenta.

Existen técnicas pensadas para intentar compensar este gran problema, como el famoso batch cooking (aprovecho para recordar que hice una guía de cómo ahorrar tiempo en la cocina, para quien no la haya leído y pueda tener interés en ella) o las muchas rutinas de ejercicio en casa que desde luego piden mucho menos tiempo que ir al gimnasio con toda la preparación que eso conlleva.

Como recomendación, es bastante posible (y sería lo ideal) que el personal cualificado sea capaz de proporcionar ideas y consejos para compatibilizar una vida ajetreada con comer bien o hacer ejercicio de forma regular.

Y por encima de todo, comer bien y hacer ejercicio, aunque pueda llevar más tiempo, tiene una ventaja fundamental frente a los malabares: no pone en riesgo tu salud.


El doble filo de los malabares


Pues resulta que los malabares con la dieta no son como los malabares con pelotas. En muchos casos, se parecen más a hacer malabares con espadas: un paso en falso y puede que te hagas daño. O incluso podríamos decir que es peor que hacer malabares con espadas, porque si te cortas, ves el daño. Pero el daño que podemos hacernos con estos malabares puede ser de ese tipo de daño que no vemos hasta que ya es tarde, y solucionar un problema que viene de largo requiere mucho tiempo y esfuerzo, si es que es reversible.


Uno de los malabares más populares es la dieta hipocalórica, que es a la que se recurre con mayor frecuencia cuando alguien quiere perder peso. Privar al cuerpo de nutrientes no suele ser una buena idea, y si lo hacemos para perder peso, no sólo nos estamos sometiendo al riesgo de malnutrición (porque hay quien lleva la dieta hipocalórica a extremos ridículos), sino que incluso en casos menos extremos la pérdida de peso resulta que se da porque perdemos masa muscular, y no grasa. Por querer ganar salud, resulta que la perdemos.

De paso, quiero recordar que la mejor forma de perder peso de forma saludable es seguir una dieta saludable rica en productos vegetales y alternar la práctica de ejercicio cardiovascular y muscular, haciendo ejercicio de forma regular casi todos los días.

La dieta cetogénica es otra similar: esta dieta se caracteriza por ser una dieta rica en proteína y grasas y muy baja en hidratos de carbono. En otras palabras, se caracteriza por consumir muy poca fruta y verdura y, aunque no es estrictamente necesario, muchos productos animales (inclusive los procesados). Y creo que no es preciso explicar cuáles son los riesgos de una dieta que en muchos casos se inclina por incluir mucha carne, tocino, chorizo... Desde luego no es una dieta que vaya a ser una alegría para el corazón.

Y aunque ya no se lleve, hace bastantes años estaban de moda las dietas que incorporan o se centran un único alimento, como la dieta del pomelo. Obviamente reducir la variedad de la dieta y restringirla hasta límites tan absurdos es un pase gratis a la malnutrición.

Podría seguir así con otras tantas: la macrobiótica, la disociada, las que prohíben colores, etc. En el mejor de los casos, no van a suponer ninguna mejora con respecto a la alimentación saludable estándar, y en el peor (y más habitual de lo que creemos), pueden poner en peligro tu salud. Y si para colmo la dieta conlleva comprar un producto especial aparte (como pueden ser los sustitutivos), ya no solo sufrirá tu salud, sino que tu cartera también se llevará un buen golpe por el camino.


No voy a negar que las promesas, especialmente cuando tenemos prisa, sufrimos presión o ya nos acercamos a la desesperación son especialmente llamativas: todos hemos caído en manos de una falsa promesa de una forma u otra. Pero la salud es un bien demasiado preciado como para apostarla, sea el caso que sea. Como siempre, mi recomendación es seguir el consejo de personal profesional cualificado y actualizado. Nuestro método puede ser el menos comercial, pero nuestra prioridad siempre va a ser mirar por el bien de quienes nos piden consejo.



En resumen:


· A menudo se nos da a conocer la existencia de dietas, técnicas, superalimentos o similares que nos prometen mejoras extraordinarias de forma inmediata, como perder peso en poco tiempo, curar enfermedades, etc.

· En la mayoría de situaciones, el método más efectivo va a ser seguir los hábitos de vida saludable que ya conocemos: comer saludable, llevar una vida activa, no beber, no fumar, etc. En otras palabras: no hay trucos que consigan mejorar la salud en poco tiempo y que sean sostenibles a largo plazo.

· Aunque suene contradictorio, comer bien y hacer ejercicio regular a veces resulta más sencillo que seguir dietas o técnicas restrictivas, aunque en muchos casos la falta de tiempo es un factor que dificulta adoptar un estilo de vida saludable. Consultar con personal cualificado puede ser útil para dar con técnicas que permitan compatibilizar la falta de tiempo con buenos hábitos de salud.

· Algo importante a tener en cuenta a la hora de seguir dietas milagro o rutinas alternativas es que en muchas ocasiones pueden suponer un riesgo grave para la salud. En caso de que se quiera llevar a cabo, es fundamental consultar con profesionales para comprobar la posibilidad de dicho riesgo.



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