Cómo ahorrar dinero en la cocina

 ◆ COCINA ◆

CÓMO AHORRAR DINERO EN LA COCINA

Siguiendo la guía sobre cómo ahorrar tiempo en la cocina, hoy quiero hablar sobre cómo ahorrar dinero en la cocina.

Autoría: Nattanan Kanchanaprat (Pixabay)

Aunque la cocina de por sí ya debería ser económica, es verdad que el gasto que podemos llegar a realizar para comer puede variar mucho, y al igual que ocurre con cómo administramos el tiempo, el coste también incluye más de un apartado y no únicamente la compra, como podría parecer de primeras.
Esta vez me centraré en tres apartados: la compra, el momento de cocinar y el reaprovechamiento.

Explicación

1) La compra

En este caso es el punto más importante. Aquí entra en juego qué, cuándo, dónde y cómo comprar, así que vayamos por partes.

Qué comprar

No todos los alimentos cuestan lo mismo, obviamente. Por lo general, aquellos de origen vegetal (frutas, verduras, legumbres) son bastante más baratos, por lo que es interesante centrarse en estos productos. Por poner un ejemplo, los garbanzos pueden rondar los 2€/kg mientras el pollo limpio ronda los 5-10 €.

Si pasamos a los productos de origen animal, normalmente los huevos, las carnes blancas y el pescado blanco suelen ser las opciones más baratas. Además, con los productos animales en ocasiones podemos encontrarlos rebajados porque su fecha de caducidad está próxima, por lo que puede merecer la pena prestar atención a las tiendas que presentan estas ofertas.

Cuándo comprar

Más que del momento del día, hablo de las temporadas. Toda fruta y verdura tiene su propia época de recolección, y comprarla en su época conlleva ciertos beneficios: el producto será de mejor calidad y además más barato. Aquí podéis acceder a un calendario completo de la fruta y verdura de temporada.

Dónde comprar

Aunque lo más inmediato puede ser ir a comprar al supermercado, las tiendas pequeñas y los mercados en ocasiones pueden tener precios más bajos. Puede ser buena idea vigilar ocasionalmente las tiendas del barrio (verdulerías, carnicerías, ultramarinos...) para comprobar si tienen alguna oferta si es que su precio por defecto no es más bajo.

Si sueles comprar algún ingrediente especializado (como salsa de soja o ingredientes típicos de otras regiones o países), la mejor opción suele ser buscar alguna tienda especializada, ya sea física u online.

Si aún así optas por el supermercado, puede ser conveniente consultar algún comparador de precios como SoySuper o buscar qué cadenas son las más baratas en el momento (para lo cual asociaciones como la OCU pueden ser de utilidad). Hay quien opta por hacer sus propias comparativas, aunque por supuesto esto lleva su tiempo.

Cómo comprar

Lo más importante es prestar atención a la etiqueta del precio. Lo más habitual es fijarnos en el precio por unidad de producto, pero el número al que hay que prestar atención es al del precio por kilo o litro. En muchas ocasiones nos guiamos por el primero (especialmente cuando el producto está de oferta), pero el que te va a dar más información sobre el coste real por cantidad es el segundo. Lo más habitual es que los formatos más grandes sean más baratos, aunque no siempre se cumple.

Comparación de dos etiquetas (inventadas) en las que el precio por unidad de la primera es más alto pero el precio por litro es más bajo.

Hay un caso interesante a tener en cuenta que es el de los alimentos que tienen alguna parte que no podamos o vayamos a usar, como huesos, cáscaras y similares, porque aunque el precio pueda ser más bajo, una vez quitamos estas partes que no vamos a usar, resulta que acaba siendo más caro. Por ejemplo, de las costillas la carne supone cerca del 66% del peso total, y de un pollo entero, cerca del 47%, así que si queremos el precio por kilo útil real, hace falta hacer algunos cálculos. En la siguiente tabla indico algunos precios de ejemplo para comparar y que se entienda un poco mejor la idea:

Producto                   

€/kg

€/kg limpio

Costillas de cerdo

8,50

12,87

Pechuga de pollo

8,20

8,20

Pollo entero

3,27

6,95

Solomillo

9,70

9,70


Explicación

2) La cocina

Una vez vayamos a cocinar, hay dos apartados que debemos considerar: cómo usamos los ingredientes y cómo los conservamos.

Cómo usar los ingredientes

Este punto puede sonar obvio de primeras: lo lógico es usarlos, claro. Pero lo que quiero recalcar es que en muchas ocasiones podemos usar más de los ingredientes de lo que creemos. Por ejemplo, la piel de muchas verduras como el pepino y la zanahoria no es necesario retirarla. También podemos usar huesos y recortes de verduras para hacer caldos, por ejemplo. No siempre suponen un ahorro muy significativo, pero pueden ser útiles para dar un extra a nuestros platos.

Estos son algunos ejemplos que creo que pueden ser interesantes:

· Huesos, espinas y recortes de verduras: se pueden usar para hacer caldos caseros (saltea todo             hasta que se dore, cuece en agua abundante a fuego fuerte hasta que hierva y cuece a fuego                 medio-bajo durante al menos una hora desespumando ocasionalmente).

· Hojas de zanahoria: se pueden usar para hacer pesto (la receta la tienes aquí).

· Aceite o vinagre de conservas: el aceite se puede usar para aliñar ensaladas, hacer salsas o cocinar.     Además le dará parte del sabor de la conserva a la preparación. El vinagre se puede usar para aliñar     y para salsas, por ejemplo.

· Pan: es un clásico muy conocido, pero el pan duro se puede usar para hacer pan rallado, para la         masa de albóndigas o similares o para algunos postres como el pudin. 

Como consejo extra, si vas a usar el horno, aprovéchalo a tope. Si vas a hornear algo, usa una segunda bandeja para hornear verduras (por ejemplo) y así ahorrarte tanto el tiempo como el dinero que te hubiese llevado hacerlo en otra tanda. 

Cómo conservar los alimentos

Otro aspecto que puede parecer innecesario pero tiene más detalles de lo que puede parecer a simple vista. Más allá de meter todo en el frigorífico, debemos recordar una serie de normas para optimizar la duración de todo lo que compramos.

· La humedad es peligrosa: los principales responsables de que un alimento se deteriore son los microorganismos, que a menudo requieren humedad para prosperar. Si limpias algún producto y no lo vas a usar de inmediato, sécalo antes de guardarlo. Esto se aplica principalmente a las frutas y las verduras.

· Evita los cruces: no mezcles alimentos de diferentes categorías (carnes con verduras, alimentos preparados y crudos...) porque es posible que se contaminen entre ellos y una parte acabe muy mal parada.

· Escoge bien los envases: sobre todo en cuestión de que estén limpios y secos por los dos motivos anteriores.

· Recuerda que el congelador también es una opción: si has preparado algo y te sobra (ya sea un plato, hierbas aromáticas, verdura picada que te haya sobrado o fruta a punto de ponerse mala), recuerda que puedes congelarlo para prolongar su vida útil. Pero de nuevo, escoge un envase apropiado (lo más cómodo suelen ser tuppers o bolsas de congelado), y anota qué es y cuándo lo guardaste. El congelador alarga la vida útil pero no hace milagros.

· Como en el súper, "pero": una norma muy conocida es copiar cómo se almacena un alimento en el mercado para hacerlo en casa (por ejemplo, si un bote de conserva está en un pasillo sin refrigeración, en casa no hace falta refrigerarlo). Sin embargo, hay excepciones, como el huevo, el cual se recomienda refrigerar en casa. En el mercado no se refrigera para evitar que el cambio de temperatura provoque la condensación del agua y eso suponga una fuente de contaminación para el propio huevo (su cáscara es porosa y podrían pasar microorganismos presentes en esas gotitas a su interior).

Explicación

3) El reaprovechamiento

Finalmente, toca pensar qué hacemos cuando ya nos enfrentamos a las sobras. Por suerte, nuestra gastronomía se fundamenta sobre el reaprovechamiento, y ahí tenemos las croquetas, la empanada, la ropa vieja y varios platos más. Pero hay muchas más formas de reaprovechar restos, y aunque la experiencia siempre va a ser la mejor mentora, algunos ejemplos nunca están de más:

· Carnes y pescados cocinados: puedes reaprovecharlos para ensaladillas, rellenos o pasta.

· Verduras cocinadas: puedes reaprovecharlas para guisos, rellenos o purés.

· Guisos: aunque por sí solos ya se pueden reaprovechar para comer, si no tienes suficiente para un plato, puedes reaprovecharlos a modo de salsa para acompañar algo de pasta. Puedes hincharlos con algo de tomate triturado, por ejemplo.

· Arroces y legumbres: las legumbres cocidas pueden servirte como base para purés. De hecho, puedes elaborar hummus o patés. Tanto el arroz como las legumbres pueden servir de base para hamburguesas y preparados vegetales. Si se han cocido tal cual, también se pueden reaprovechar para ensaladas.

· Fruta: como normalmente la consumimos cruda, suele dar un poco menos de juego, pero hay un mundo de posibilidades a su alrededor. Se puede congelar fruta que esté a punto de ponerse mala para hacer batidos, por ejemplo. Si no, se pueden hacer postres como bizcochos, panes o cremas.

· Platos de reaprovechamiento todoterreno: existen muchos platos que permiten reaprovechar prácticamente cualquier resto. Además de las ya mencionadas croquetas y empanadas, las tortillas y los revueltos son una opción muy rápida y sencilla. El arroz frito, una vez más, también cabe aquí, y la pasta y la pizza también son opciones muy fáciles de adaptar. Incluso un simple salteado puede arreglarte la comida, y apenas lleva tiempo o ingredientes adicionales.

Con todas estas pautas, espero que seáis capaces de poder ahorrar un poco en la compra, especialmente ahora que se acerca una de las épocas más caóticas para hacerla. 


En resumen:

· Para ahorrar en la cocina, hay que prestar atención a varios apartados. En la compra, es importante prestar atención a qué compramos (todo lo vegetal suele ser más asequible), cuándo compramos (los productos de temporada suelen ofrecer mejores precios y calidad), dónde compramos (se pueden dar diferencias notables de precios entre diferentes establecimientos) y cómo compramos (hay que prestar especial atención a las etiquetas y al producto que compramos: no siempre las ofertas nos dan más por menos).

· En la propia cocina hay muchos métodos a los que podemos recurrir para ahorrar dinero.  Aprovechar al máximo los ingredientes es lo más básico (se pueden reaprovechar hojas, huesos, recortes, aceites de conserva, etc.), pero conservarlos adecuadamente nos permite prolongar su vida útil (hay que guardarlos en buenas condiciones y es posible congelar varios alimentos para evitar que se pongan malos). Finalmente, también es posible reaprovechar platos ya elaborados de muchas formas, pudiendo hacer guisos, pasta, salteados, tortillas, etc.

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